martes, 30 de diciembre de 2008

Y vestiré de blanco en el Año Nuevo ... Cati Cobas



Y vestiré de blanco en Año Nuevo. Como si los sesenta septiembres que me esperan se convirtieran otra vez en quince años. Me vestiré de blanco por los ángeles, que en este tiempo presiento, más que nunca, sentados a mi vera. Me vestiré de blanco, en son de paz con la Vida con mayúsculas, y pediré, como siempre, muchas ganas de continuar la lucha y el ascenso.

Me vestiré de blanco en Año Nuevo, aunque María sea mi sino y no haya ni mar ni caracoles en esta Buenos Aires que me arropa. Porque quiero comenzar un tiempo nuevo, un tiempo que le gane al viejo tiempo conocido.

Me vestiré de blanco este diciembre, mientras espero retener de él la sabia alegría de lo cotidiano y el dulce regocijo de la labor cumplida.

Y pondré flores blancas en la mesa y velas, que devuelvan a los que se sienten en su torno, la dicha simple del mantel planchado y el cristalino repicar del cristal en mil campanas.

Espero, entonces, que esa alegría sencilla, la de la albura prístina, la que surge cuando es el corazón aquel que habla, mientras la razón se va a dormir de aburrimiento, nos envuelva, y permanezca para siempre entre nosotros.

Por eso buscaré, también, la mejor música para cuando comience el nuevo día. Porque quiero amanecer vivencias y alborozo.

Pero además, me vestiré de blanco, en son de gracias, y en prueba de que la luna llena sigue viva.

No quiero ya pensar mil nubes negras, porque todos sabemos que éstas vienen solas. Elijo cientos de estrellas tachonando el cielo y el horizonte rosa, aunque me cueste.

Por eso, digo, amigos: vistámonos de blanco, aunque nos amenacen las tormentas. Si mantenemos luminosa la mirada y el alma de blanco travestida, la mejor luz nos servirá de guía y mil caminos se abrirán ante nosotros.

¡Feliz Año Nuevo!

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